miércoles, 9 de enero de 2008

2.106.- Madre política.

Piel rugosa, áspera, recia, apática.
Voz espantosa, lamentable, doliente, ensordecedora.
Dedos con uñas, uñas podridas, asquerosas, punzantes.
Ojos desorbitados, agresivos, malditos, pedantes.

Pisadas exageradas, sísmicas, arrolladoras, vituperables.
Movimientos torpes, bestiales, impensados, jodidos.
Sonidos extraños, de super-woofer, de volcanes que eruptan eructos.
Olores armoniosos, melódicos, pero detestables y guardados en la memoria como peligrosos.

Trapos vetustos, precolombinos, preincaicos, prehistóricos.
Sonrisa fingida, llena de dulce odio, linda maldad.
Curvas convexas, sin concavidades, todo fuera, esfera perfecta.
Intenciones malévolas, muy pensadas, que tratan de apartarme todas ellas.

Treguas impensables, odio que abunda, hiel en su alma.
Expresiones faciales que ocultan las verdaderas intenciones.
Buitres que le cantan canciones demoniacas por las mañanas.
Duros rasgos de lo que es una madre política.

08/01/08

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