martes, 30 de abril de 2013

5.047.- A veces.

A veces, me confunde una palabra obvia.
A veces, me atormenta una broma.
A veces, me quita el sueño tu sonrisa.
A veces, sé qué tú eres mi dicha.

A veces, intento comprender lo que llevo dentro.
A veces, intento conocer tus secretos.
A veces, niego todo y me marcho.
A veces, suspiro cuando no me miras.

A veces, imagino un futuro.
A veces, invento nuestros pasados.
A veces, trato de engañarte diciendo que no te quiero.
A veces, me engaño si lo pienso.

A veces, eres tú y me sonríes.
A veces, soy yo y te contemplo.
A veces, somos los dos y vemos
como es que la magia nace de la nada... y se hace un todo.

30/04/13

domingo, 21 de abril de 2013

5.046.- Se dice querer y no se quiere.

Muchas veces decimos querer y odiamos
y no nos damos cuenta de que, en realidad,
solo queríamos ser amados y poder decir que amamos,
alimentar el propio ego, sin querer realmente.

Así es cuando «queremos» y, ante un imposible,
comenzamos a odiar sin siquiera una razón,
sin siquiera detenernos a pensar en lo que habíamos hecho,
sin siquiera pensar en cómo sería si fuese al revés.

Muchas veces decimos querer y pocas veces queremos.
Mucho es lo que buscamos interesados
en características ideales y pocas veces queremos
porque simplemente queremos sin otro fin más que éste.

Y la mejor prueba de que estamos queriendo
es que, cuando lo imposible se manifiesta,
el amor es más grande que ello y no busca herir al otro,
al contrario, busca su sonrisa y halla allí la sonrisa propia.

21/04/13

martes, 9 de abril de 2013

5.045.- (No debe nombrarse).

Por no decir nada, escribo esta línea.
Por intentar decir algo, escribo esta otra.
Y por hacer un preámbulo a lo que intento expresar,
he escrito la línea anterior y digo: consecuencia.

No es que deba callar lo que necesito decir.
No es que deba decir lo que no puedo sentir.
Sencillamente, y así tan fácil, tan soso y mundano,
se dice lo que es y se calla lo que no.

Siempre hay un punto de partida que siempre nace
de un punto de llegada; siempre, un comienzo
a partir de un final; y circular y eterno, como
si nada importara, atropellan los hechos, ahogan los sucesos.

Tal vez el orden no importe, el significante no exista,
la bruta materia que me hace esta cosa tangible,
tal vez, solo sea un sueño, un fatídico sueño pesado.
Entonces, se busca despertar y hallar mi luz.

Tal vez la diferencia, el error, la piedra en el camino,
el insoportable sopor de la levedad sea aquello que me odia y me ama,
un amigo y enemigo que no me deja ser feliz
y se mofa de mi eterna desdicha, de mi incompleta felicidad.

09/04/13

jueves, 4 de abril de 2013

5.044.- Relatividad que no creía.

Yo era un hombre que lo dudaba todo;
hasta dudaba de si estaba vivo o solo lo aparentaba.
Dudaba de lo que sabía; dudaba de lo que no sabía.
La duda era mi principal función.

Yo era un ser humano y lo dudaba tanto.
No podía creer que lo satisfactorio sucediera.
No podía pensar, siquiera, en que el propósito
llegase a concluir en éxito, en realización y en gloria.

Yo era una fe del mundo, una promesa inquebrantable,
una esperanza sin final, un pregón de los soñadores,
un sabor que se queda en la boca y sabe a ozono
y, sin embargo, lo dudaba tanto, tan poco creía.

Inclusive dudaba de mis dudas y eso fue mi salvación.
Comencé a creer tácitamente, pero al menos creía.
Comencé a creer en un sueño, y eso ya era bastante.
Comencé a soñar entonces y, entonces, terminé creyendo en mí.

04/04/13