Soy la apología de lo callado y extinto,
el último de los que quedan y saben
que el fin existe desde que existe el inicio
y que lo divino, lo más elevado, no está exento.
Soy el eterno enamorado de los atardeceres
y la nostalgia de su risa dormida en mis memorias.
Soy el protector de lo fugaz y perenne,
de lo hermoso y escaso, de lo cándido y soñado.
Soy inconcluso y material, enjuto menoscabo
que subyace en el talante de mis comunes días.
Soy el milagro petrificado, lo excelso allanado,
el amor no correspondido, el silencio de los inocentes.
Soy de todo un poco y un poco de mí.
Soy sórdido e imperfecto, vasto y superficial.
Soy antena y cable a tierra, un verso inesperado.
Soy parco y espontáneo. Soy, de mí, la agonía y la esperanza.
20/05/14
