miércoles, 24 de octubre de 2007

2.061.- Aun irreal te amaría.

Yo no sé si los muertos podemos amar.
Tampoco sé si es cierto que existes.
No sé si eres tan real como yo no soy.
Solo sé que cada día estás más dentro de mí.

Quizás solo seas una ilusión de este pasajero irreal.
Quizás ya no te vuelva a encontrar.
Quizás yo sea la ilusión dentro de nuestras mentes,
pero no creo que alguna vez te pueda olvidar.

Porque soy un monstruo o fantasma terrenal
que rondará siempre por estos lares,
tratando de encontrarte y de no perderte
y de soñarte y de algún día tenerte.

Como si un bufón tropezara y cayera
de una forma tan pausada y graciosa.
Como si un recuerdo o pensamiento inventado valiera.
Como si con todo esto aún no te sacara de mi mente.

Rara vez me doy cuenta de que mi corazón late,
y es que, también, es muy poco el que me importe,
pero ahora es tan molesto.
Por favor, ¡sáquenme el corazón y quítenle el diástole!

24/10/07

2.060.- A partir de tu mirada.

Las tardes son tan tibias.
Tus labios son tan bellos.
Tu mirada me enloquece.
¡Qué ojos tan bellos!

Todo el tiempo siempre pienso
en la clara luz de tu mirada,
en la bella aurora de tus ojos.
¡Rayos gamma diríjanse a mí
y quémenme con toda esta satisfacción!

Qué sonrisa tan tenue.
Qué sonrisa tan dulce y tierna.
Quiero vagar por ese universo
tantas veces como pueda, eternamente,
entre inmensas cuotas de sensaciones.

Por favor, mírame, elévame, sonríeme, enloquéceme.
Que tu presencia siempre me queme aquí dentro.
Que tus palabras siempre me hagan un cretino.
Que tus manos siempre me emocionen al tocarlas.
Que tus labios siempre sean esa tentación inmensa para mí.

Quiero morir dentro de ti y volver a nacer con una sonrisa tuya.

24/10/07

viernes, 19 de octubre de 2007

2.059.- Desde el principio.

Recuerdo aquella vez en la cual yo te vi.
Recuerdo aquellos ojos,
esos ojos que no matan porque dan vida
hasta a lo más inerte en esta vida.

Recuerdo que también tus labios fueron, y son,
mi propósito, mi gran propósito,
propósito que no alcanzo,
pero que vehementemente procuro alcanzar.

Y recuerdo también que en ese instante te amé;
y si no te amé, pues, ya te amo;
y si no te amo, pues, qué tonto
porque eres lo más bello
en esta putrefacta vida que es la mía.

Estoy convencido de que eras tú desde el principio.
Debiste ser tú desde el principio.
Debiste darme la bella luz de tu presencia
desde que empezaba a recordar todo esto.
Debiste de aparecerte sin más ni más frente a mis ojos
y decirme: "Hola. Soy yo. ¿Me esperabas?"

Debiste de no haberme hecho padecer tanto tu esperar eterno.

19/10/07