sábado, 29 de abril de 2017

7.019.- Y ésta es mi inexorable e insondable vida.

Y ésta es mi cuádruple vida:
en una fracción soy el eterno enamorado,
en la otra, un trabajador dedicado,
en la siguiente, un soñador e imaginario,
y, en la última, un galán rompecorazones.

Y ésta es mi mediocre y fraccionada vida:
en una de ellas soy un hombre atormentado,
en la otra, alguien que sueña con el futuro,
en una más, alguien que ya no tiene nada,
y, en otra más, alguien que siempre tiene una sonrisa.

Y ésta es mi especulativa y quebrada vida:
en una, amo a las palabras porque dicen muchas cosas,
en otra, amo lo certero y aquello que puede medirse,
mientras que en otra, divago entre las sensaciones y lo etéreo,
y, en una última, me aclaro y soy un humano realista.

Y ésta es mi prostituida y fragmentada vida:
en una de ellas soy un don nadie que pasa,
en la otra soy un mago secreto que acalla,
en una más soy el rencor de los que no perdonan,
y, en una última, soy el más importante estorbo.

Y ésta es mi tácita y dispersada vida:
en una vida soy el que sabe de ti pero no te recuerda,
en la otra, el que jamás has conocido, pero siempre piensa en ti,
en la próxima, el que habla de ti y no te conoce
y en la última, el que no te conoce, pero en el que piensas.

Y ésta es cualquier otra cosa, menos mi vida:
en una vida ya no te extraño ni te pienso,
en la otra, voy a misa de vez en cuando, solo por ir,
en una después, sueño y sueño con hacer feliz al resto,
y, en la última, no soy lo que quiero ni lo que quieren los demás.

29/04/17
27/08/17

lunes, 3 de abril de 2017

7.018.- Se dormía en mi pecho mientras pedía un nombre.

Y los momentos se dieron desde cuando entraba el calor
de las luces infrarrojas del sol de su alma;
su reflejo empañaba el global de mis sentidos
de todos aquellos aletargados azules de melancolía.

Ella exhalaba entre alaridos y suspiros, en sus gemidos,
y agotaba todas sus palabras de negación natural a la entrega,
mientras con sus ojos me hablaba de deseo y hacía alegorías al éxtasis.
Ella cautivaba cada uno de mis sentidos, llevándome al placer.

Escarbando entre sus zanjas y especulando hormonas,
cada palmo de piel era mi ídolo y mi lecho.
Yo soñaba, y no siempre dormía, encima de su pecho
y cada blandura dulce y palpable la tocaba como a algo divino.

Y ella yacía sobre mí, descansando, tan a la espera,
a la espera de una frase que no volveré a decir;
sin embargo, un solo nombre, un solo llamamiento,
lo era todo para ella, mas no el mismísimo hecho éste, el de vivir.

03/04/17
27/08/17