Asco en todos lados.
Pobredumbre en sillas talladas
por las que murieron tantos héroes.
Pestes en nuestros castillos.
Mentiras en cada cuello blanco
a flor de una cara impávida y fresca,
rebozante y fresca, criminal y fresca.
Cúpulas de putrefacción
que velan por sus propios intereses
en base al esfuerzo de los otros
de los que son más, pero se creen menos.
Ilegítimos reyes que sacrifican a su gente
para alabar al demonio que son ellos.
Traición, engaño, hipocresía.
Cuánta maldita verdad se oculta
entre los arrabales y montes,
mientras tanta mentira se oculta
entre edificios caros y lustrosos.
Y nunca cambia el panorama...
Parece romántico el ocaso de un mundo
de milenios de cultura y de tradición,
de sacrificios en vano, de amores inmerecidos,
de un imposiblemente irónico destino.
Y ya no sé qué hacer.
16/02/21