sábado, 29 de septiembre de 2007

2.058.- Y de repente te recuerdo...

De repente, callado y quieto, empiezo a recordarte:

«Solo tú haces que empiece a soñar;
solo tú haces que mi vida se ilumine;
solo tú haces que crea en los unicornios;
solo tú me elevas y me dejas en las nubes;
solo tú traes arlequines y cupidos a mi vida».

Cuando estaba en la sima,
en el círculo último del infierno,
solo tú me tiendes esa mano de luz,
solo tú me llevas, seguidamente, al paraíso.

Matices, claroscuros, rayos de luz meditabundos,
sombras móviles, inquietas,
doblegadas por esa luz mágica que emites,
esa luz que solo tú posees.

Me dejas en pensamientos sublimes,
en los que solo estás tú, tierna amada.

29/09/07