jueves, 23 de febrero de 2012

4.051.- Amiga mía.

Eres mi amiga y eres mi amante.
Te amo cuando se puede y cuando no se debe.
Te amo intermitentemente y sin restricciones.
Te amo desde el caso de ser algo.

Eres un sol limpio, llano, que no abrasa
y que nutre, clarifica y eleva.
Eres horizonte sin final, la espera de un sino
que aguarda en alguna dimensión aún desconocida.

Lo que ocurra después no sé si importe;
lo que ocurre ahora es lo que cuenta:
centellas estrelladas, longevo atardecer,
inmune complemento, ausencia de sociedad.

Pero, amiga, nada es en verdad porque nada debe de ser,
y, si algo sabemos que es, no lo será tampoco.
La ambigüedad será nuestra reina,
y los momentos insospechados, prados nuestros.

23/02/12