Un día eres ventisca
que corre, que no me oye;
otro día, un sol tenue
que me mira callado;
un día, mi sonrisa
que no puede esconderse;
otro, eres mi ficticio
papel de indiferente.
Un día estás tan próxima
que luces a tormento;
otro día, visión
que perturba el reojo.
Un día eres tan mía
que te quedas en mi alma;
otro, eres tan ajena
que deseo tenerte.
Me miras, nos miramos,
y mi corazón cruje.
Un día la luz corta
tu mágico perfil
y recae en mi rostro,
descubriendo que siempre
te contemplo sin verte
desde mi amor sombrío.
04/12/23
