domingo, 24 de agosto de 2014

6.022.- Reconciliación con el destino.

La vida sabe dar muchas gratas sorpresas.
Es tanta la bendición y tanto el amor
que cualquier intento de daño es inocuo,
que cualquier dolor de cuatro meses es pasado.

Los malos entendidos siempre están presentes.
Lo hablado y escrito siempre es necesario.
Y quizás no soy la buena persona que creía era.
Tal vez ni siquiera merezco estos momentos.

Pero el sentimiento prima,
y hay cosas que nunca se olvidan,
como los momentos compartidos
y todo lo vivido que reposa en el corazón.

Quizás me he sentido víctima todo este tiempo,
sin querer entender que era responsable
de todo lo vivido y de todo lo perjudicado,
de todos los amores ahora extintos.

No sé qué pretendo con todo esto:
o ser perdonado o dejar testigos
que hablen de mis vejaciones
desde mis imprecisiones y confusiones.

Pero de algo estoy seguro:
la vida aún tiene muchos nuevos amaneceres,
muchos perdones, muchos olvidos,
mucho por vivir y mucho por construir.

Mis juegos de dolor no dejarán huella.
Los días de amor serán lo más preciado que tenga.
Y un día todos, y cada uno de los involucrados,
recordarán las cosas más blandamente, más comprensiblemente.

Es hoy el día hito entre el fin y el inicio,
entre lo soñado y lo por vivir,
entre mis días grises, oscuros, taciturnos
y mis días de luz, gracia y destino.

24/08/14

sábado, 23 de agosto de 2014

6.021.- Despedida.

Y me decía «adiós»
con sus ojos diminutos,
su sonrisa triste
y una fingida despreocupación.

Por momentos bromeaba con llorar
y parecía que quería llorar de veras.
Yo la leía cuidadosamente:
jamás creí generar tanto en alguien más.

Por un momento, y no solo un momento,
fui feliz porque sabía que ella
sí sabía amarme, estaba dispuesta a esperarme,
recordarme libremente y soñar con un futuro.

Y yo la veía y sabía que jamás la olvidaría
ni a su cabello rizado ni a su sonrisa tenue
ni a sus gestos de dolor ni a su mirada tierna
ni a lo querido de su abrazo ni a lo sentido de sus labios.

23/08/14

sábado, 9 de agosto de 2014

6.020.- No sé qué es el amor.

¿Cómo es que la gente se enamora?
Confieso que jamás he conocido el amor.
Hay tantas historias por contar
y tantos silencios que se deben dar.

La muestra de algo ficticio
me ha carcomido en mi momento final.
El soplo, que adormece, me ha engañado
y el engaño me ha adormecido.

Mi destino es un espino;
por eso no es raro encontrar rosas.
Lo sinuoso y caprichoso de lo ambiguo
me destroza, quiere matarme desde siempre.

Pero yo aún creo, esperanzado, con fe;
aún me despierto por las mañanas
pensando en que el día pronto será
y hasta intento ver agua entre desiertos.

09/08/14

6.019.- Podría ser un dios.

Yo podría ser un dios,
pero siento necesidad de algo.
Yo podría ser el todo,
pero una pizca de nada no me lo permite.

Mi naturaleza humana
me llena de vacío.
Lo insólito me es preciado
y no hallo consuelo en lo común.

Yo podría ser el Señor de lo Eterno,
pero considero que no serán
más de treinta y seis los mayos
testigos de este volcán dormido.

Yo podría estar bien conmigo mismo,
sentirme completo, poderoso,
in-circunstancial y amo de todo,
pero algo me falta y jamás lo encontraré.

Yo podría ser incólume e impoluto,
pero, dentro de mí, la ausencia
me aminora y me sustrae
y considero que un dios no puede sufrir, y yo sufro.

09/08/14

miércoles, 6 de agosto de 2014

6.018.- No quiero ser tu consuelo.

No quiero ser prisionero de un amor,
sobre todo de un amor no correspondido.
No quiero repetirle tantas veces
lo mucho que la quiero.

No quiero, circunstancias mías,
destino mío, ambigüedad mía,
sentir que soy un reo del mal amor
que, a veces, pareciese querer destruirme.

No quiero ser un pedazo de ilusión consternado.
No quiero sollozar por una vida vejada y desolada
que, si bien sería capaz de amar aún,
mucho ha de perder en la prisión de un corazón que no lo quiere.

No quiero ser tu muestra, tu espécimen,
el retórico abstracto que simboliza el amor
que va por debajo de tus pies, adepto a ser pisoteado,
vetusto y apagado a la espera de tu abrazo.

No quiero ser tu marioneta. No quiero ser tu tapiz.
No quiero ser, escúchame, por favor, tu esclavo
si vas a quererme cuando te dé la gana
y jamás me vas a dar la certeza, al menos, de que es así.

No quiero ser una opción tuya, el infame olvidado,
aquello que está ahí por si acaso, el que quisiese quererse,
pero el que no se quiere de a primeras,
la servilleta que sirve para limpiar los besos del amor que se fue.

06/08/14
09/09/14