sábado, 24 de octubre de 2015

6.076.- Suspirarla, en resumen.

¿Y por cuál razón yo no podría enamorarme?
Me pregunto esto porque parece que lo voy sintiendo.
Me invade su dulzura y se me corroe, de a pocos, el corazón.
Tan solo el verla sonreír me lleva a soñar despierto.

¿Por qué no podría simplemente ser feliz con su sonrisa?
¿Por qué no podría volver a soñar y con ella
y pensar con nacer cada día con su voz y su mirada?
¿Por qué no podría, simplemente, enamorarme?

Desde la magia que despide cuando la observo,
desde mis latidos apresurados de cuando la escucho,
siento que el día me sonríe y la vida me da una oportunidad
de soñar, de sentir nuevamente y añorarla, suspirarla.

El horizonte luce tan vespertino que me hace suspirar.
Inmaculado, mi universo; inhóspito, este lado del corazón.
Yo sé que el minuto exacto y el milagro existen.
La magia de mis días me hablan de amor, de un amor naciente y perdurable.

24/10/15

miércoles, 21 de octubre de 2015

6.075.- Innegable y sentido; indefinible y excelso.

Tengo algo que decirle, pero callo tanto.
Soy la timidez recuperada, el delirio de un beso.
Tengo algo que decirle, pero no puedo.
Me hago mudo, obvio; y no miento: realmente no puedo.

Ella es cada minuto de mi día, lo excelso y bendito.
La absorbo directamente hacia mi corazón enamorado
y sueño con uno solo de sus besos, nada más que uno;
no me atrevo a nada más; de seguro me sonrojo si lo pienso.

Ella me ilumina. Busco tenerla a mi costado y sentirla.
Sospecho que me piensa; divago entre arrebatos.
Sueño con que me quiera y yo pueda quererla para siempre.
Declaro que la llenaría de infinitos momentos eternos.

Ella existe desde mi más olvidado sendero.
Yo siento que la quiero y, no me pregunten,
solo siento que la quiero sin razón, situación, deseo,
pensamiento, atención, añoranza ni motivo alguno.

21/10/15

martes, 20 de octubre de 2015

6.074.- Yo la quería desde la intención negada.

Ella fue mía en su inmensa dulzura.
Yo la miraba y la tomaba de las manos
y sabía que la quería aun cuando no buscaba querer a nadie.
Ella fue mía y fui testigo de mi corazón renaciendo.

Ella tenía todo lo que siempre había buscado
y no quise aceptarlo, no podía aceptarlo.
Ella me sonreía y era yo quien decidía el beso.
En su hermosa mirada encontraba mi esperanza.

Yo no pude mostrarle lo mejor que tenía,
pero ella me quiso sin ningún juicio alguno.
Ella sabía que pronto me iría,
sin embargo, me quiso sin reservas.

Yo la quería y eso fue todo; para mí esto era demasiado.
No sabía si creer de nuevo, pero ella era mi credo
porque a mi corazón no le importaba nada,
solo que, en su mirada, nacía él de nuevo.

17/10/15
20/10/15

jueves, 15 de octubre de 2015

6.073.- Y, de repente, todo cambia.

En este punto de inflexión,
y neutral páramo,
siento que he negado tanto,
siento que me he dicho «no» sin ser cierto.

En esta cúspide ambivalente,
simbiótica y de sosiego,
siento que ya nada dije,
siento que ya nada decía.

Y lo que alguna vez enarbolé,
incluso más que el dolor vivido,
hoy no significa mucho
porque aquello que negaba
significa aun mucho más que ello,
aun más que todo,
aun más que el saberse cambiante
y contrincante del yo antiguo
y de lo que se haya perdido en ese camino.

En este punto todo se ha ganado.

15/10/15