Veo tus ojos y entiendo
por qué tu mirar
es merecedor de elogios
de hombres y dioses.
Veo tu sonrisa y entiendo
por qué, cuando sonríes,
el mundo se llena
de una felicidad eterna.
Veo tu rostro
y solo yo sé
por qué me cautivaste:
tal vez tu sonrisa,
tal vez tu mirada.
Pero, haya sido lo que fuese,
estás clavada en mi corazón
y en mis pensamientos
y siento amarte con locura.
El amor nace en una mirada,
en unos gestos, en unas palabras,
habita el corazón
y muere dentro de él
y quedan los restos
que se disuelven
y se unen luego
para formar otro amor.
Mis restos ya descansan
para siempre;
obtuvieron impurezas
que hacen que él no se disuelva.
Mi amor no volverá a nacer.
23/04/05