martes, 26 de julio de 2011

4.023.- Poema acróstico a Danytza.

Destilando dulzura por doquier,
Aparece el más hermoso ángel,
Níveo, fulgurante, lleno de magia y eterno;
Ya se le es imposible decir que no existe;
Trae un aire cálido que sube por mi alma y me hace sentir
Zozobra, paz, lozanía, perpetuidad, plenitud,
¡Amor!

Sin embargo, intento borrar mis sentimientos,
Ignorante todavía de que el amar a un ángel
Libera el corazón roto y lo cura y alimenta
Ventrículo a aurícula, aurícula a ventrículo,
Inundándolo todo de un dulce sueño
Ajeno a este mundo, mas no al cielo.

Angelito encantado de los cielos perpetuos,
Lloro al saberme un simple humano
Tratando de alcanzar lo imposible, lo casi intangible,
Aquel sueño divinizado que, por una casualidad,
Materia se ha vuelto y me mira con ¡esos ojos!,
Invocando en mí los más sublimes sentimientos,
Retirando así por fin, de mi cabeza, que es inalcanzable,
Autista, sorda y sin la capacidad de sentirme.
Nuevamente lloro, esta vez porque es capaz de sentirme,
Oír mi corazón latir y mirarme, pero no sabe qué es el amor.

Querubín endiosado, quisiera yo enseñarte
Un mundo nuevo, un mundo de humanos y ángeles,
Inmiscuidos en alegrías, goces y dichas
Que hacen de este mundo y el cielo, también,
Universales; un nuevo mundo donde reina el amor
Incandescente y suficiente por toda la eternidad.
Amén.

26/07/11