miércoles, 22 de enero de 2020

7.069.- Del dejar al ayer el futuro.

Se pierden muchos años soñando con el ayer.
Se pasan muchas noches en rededor del descanso,
pensando en lo que se pudo hacer o no hacer.
Se pervive con la agonía pintada de esperanza y nada más.

Se suele ignorar la importancia de llamarse «ser vivo».
Se suelen ocultar las ganas dormidas de remendar el futuro.
Se suele indicar la dificultad y adorarla en un atrio.
Se suele soñar en silencio sin incomodar ni a uno mismo.

Y así pasan los años y una vida transcurre
y se discurre entre obligaciones y compromisos,
entre jolgorios y afrentas que no son de uno,
que no hablan de re-encauzar lo amado, lo omiso.

Y el tiempo se encarga de solidificar la carencia,
permuta nuestras esperanzas y las desvanece.
Y un día sabemos, de veras, que ya no hay vuelta atrás
y perdemos todo futuro; y todo pasado nunca fue.

22/01/2020

sábado, 18 de enero de 2020

7.068.- De este perviviente y socavado sendero.

De esta travesía extrapolada del sinfín de ilusiones.
De esta agonía perviviente dentro de la luz del ser.
De esta magnificencia de tu despedida en rededor.
De esta tenue incertidumbre y sobrio saber del después.

De estos carcomidos retazos fluctuantes y sin ventura.
De estos agónicos sentimientos y de esta realidad injusta.
Son pocos los atavíos de un porvenir proclive al error.
La redención llegará un día. El despertar será al fin.

Es de este pundonor que llama a la verdad incontrastable
de esta exclamación que yace somnífera y ambivalente,
de este ahogado anuncio de la nefasta gloria y aliciente.
Es de este sentido de la vía que recorre el que carece de él.

Es de lo adverso y perseguido por esta obliterada razón.
Es de lo que jamás tuvo sentido y de lo que nunca fue jamás.
Es de mi existencia, de lo que se ha perdido antes y se fue.
Es de todo lo propio, del redentor lamento del propio ser.

18/01/20