miércoles, 25 de marzo de 2015

6.040.- Y no lo sabía.

Y él quería hallar la manera de volver a ver su sonrisa,
sin embargo, no había entendido el último episodio.
No sabía si debía buscarla o darle todo el tiempo necesario.
No sabía si decirle que la amaba y que pensaría en ella siempre o no.

Y es que se dijeron muchas cosas, se hicieron otras más,
pero no encontró la señal que andaba buscando:
el guiño del «has todo por mí» ni la inmovilidad
del «ven a hacerme regresar a ti».

Solo supo que debía de hacer lo mejor para ambos,
pero no sabía si lo mejor era que cada uno ande solo
o si debía de caminar a su costado cada día,
aun así se hallan fijado rumbos distintos.

No sabía qué hacer; solo sabía que todo lo había destruido
y no sabía si decidir algo ahora y equivocarse
o esperar a que el tiempo le diera la respuesta.
Y, aun peor, no sabía si en ese momento ya sería muy tarde el saberlo todo.

25/03/15

viernes, 20 de marzo de 2015

6.039.- La maldición del erizo.

Claro que me merezco todo esto;
es el castigo por haber andado por la vida
sin creer que podría sufrir daño jamás:
le hice daño a la mujer de la que me había enamorado.

Yo no creí que pudiese estar destinado a la felicidad.
Ha sido el mayor castigo el que haya encontrado la felicidad
y por mis propias ideas, por el daño que hice en el pasado,
la haya perdido y no pueda perdonarme el haberla hecho sufrir.

Y es que es tanto lo que debo pagar que quizás
deba alejarla para siempre para que no sufra más por mí
y pueda hallar la felicidad en otro camino muy distinto al mío,
aunque con ello sienta que lo pierdo todo.

No debo pensar en hablarle; debería de pensar más en ella
y en no hacerle más daño aunque la necesite y la extrañe cada día más.
Mi manera de demostrarle mi amor será estando ausente,
cuidándola de mí mismo, del dolor que genero y de mi condena.

20/03/15

lunes, 16 de marzo de 2015

6.038.- De estos momentos en los que necesito decirte lo cierto.

Quizás no sepa decirlo de la manera adecuada.
Quizás mi miedo no dejaba de que esto sea puro amor.
Quizás, en mi mente, el estar contigo y ser felices por siempre,
aún era un sueño, algo que no podía alcanzar, pero te amo.
Te amo en cada uno de nuestros momentos,
también en cada recuerdo con cada una de tus sonrisas,
en cada uno de tus besos, en tus ojos que me llenan de vida,
en tu ternura y en la paz que generas.

Eres tú quien apacigua mi vida, me da la esperanza,
me habla de nobleza, me habla de un sueño
(el cual solo quiero coprotagonizarlo contigo).
Eres la dicha que me llena el alma de cosas sublimes.

Alexandra, eres mi eternidad, mi lucha y mi consuelo,
eres mi cada día y el más especial de mis momentos,
eres cada uno de mis amaneceres,
eres mi pasión, mi canción, mi destino y mi amor.

16/03/15