miércoles, 6 de agosto de 2014

6.018.- No quiero ser tu consuelo.

No quiero ser prisionero de un amor,
sobre todo de un amor no correspondido.
No quiero repetirle tantas veces
lo mucho que la quiero.

No quiero, circunstancias mías,
destino mío, ambigüedad mía,
sentir que soy un reo del mal amor
que, a veces, pareciese querer destruirme.

No quiero ser un pedazo de ilusión consternado.
No quiero sollozar por una vida vejada y desolada
que, si bien sería capaz de amar aún,
mucho ha de perder en la prisión de un corazón que no lo quiere.

No quiero ser tu muestra, tu espécimen,
el retórico abstracto que simboliza el amor
que va por debajo de tus pies, adepto a ser pisoteado,
vetusto y apagado a la espera de tu abrazo.

No quiero ser tu marioneta. No quiero ser tu tapiz.
No quiero ser, escúchame, por favor, tu esclavo
si vas a quererme cuando te dé la gana
y jamás me vas a dar la certeza, al menos, de que es así.

No quiero ser una opción tuya, el infame olvidado,
aquello que está ahí por si acaso, el que quisiese quererse,
pero el que no se quiere de a primeras,
la servilleta que sirve para limpiar los besos del amor que se fue.

06/08/14
09/09/14

No hay comentarios:

Publicar un comentario