miércoles, 12 de febrero de 2014

5.100.- Poema acróstico a Damaris.

Desde tus ojos, nacen la vida y el firmamento.
Ante tu sonrisa caen los dioses y los hombres;
Mas, si tus labios dicen una palabra, esa palabra,
Ante el milagro nos encontramos presentes:
Redención infinita se nos es provista para siempre.
Inmaculado rezo mío, luna creciente,
Sálvanos de lo adverso del vivir sin conocerte.

Mi bien soñado de entre mis días benditos,
Anhelo mirar tus ojos justo después del alba.
Rezo mío, credo divino de mi corazón y de mi alma,
Leo en tu sonrisa el más preciado de los mitos.
Ufanada aura que magnifica mi capacidad de sentir
Zozobra, ansiedad, eternidad instantánea, alegría sin motivo.

Desde el fondo del alma del universo etéreo,
Expongo con palabras éstos, mis más bellos, sentimientos.

Luego, cuando crea todo perdido y olvidado,
Avivará mis latidos tu voz en un susurro cercano.

Cielo infinito de lejanas estrellas que, vespertinas,
Rondan a través de los sueños e inspiran fantasías,
Unen corazones solitarios durante la noche y contemplan
Zapatos que encuentran su par y que, al amanecer, lo olvidan.

Gracias a la vida y a esos cielos que me nutren,
Avalan mi locura y me santifican en este credo;
Laicismo sacrosanto éste de quererte sinceramente.
Idóneo paraíso desde donde el vivir es un milagro
Cuando te siento cerca y vislumbro días eternos,
Iluminados por tu sonrisa, tu mirada, tu aura,
Aquellas cosas con las que sueño y por tus labios que tanto ansío.

03/02/14
12/02/14

No hay comentarios:

Publicar un comentario