Muchas veces decimos querer y odiamos
y no nos damos cuenta de que, en realidad,
solo queríamos ser amados y poder decir que amamos,
alimentar el propio ego, sin querer realmente.
Así es cuando «queremos» y, ante un imposible,
comenzamos a odiar sin siquiera una razón,
sin siquiera detenernos a pensar en lo que habíamos hecho,
sin siquiera pensar en cómo sería si fuese al revés.
Muchas veces decimos querer y pocas veces queremos.
Mucho es lo que buscamos interesados
en características ideales y pocas veces queremos
porque simplemente queremos sin otro fin más que éste.
Y la mejor prueba de que estamos queriendo
es que, cuando lo imposible se manifiesta,
el amor es más grande que ello y no busca herir al otro,
al contrario, busca su sonrisa y halla allí la sonrisa propia.
21/04/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario