Han pasado largas horas desde que lo he pensado:
momentos envenenados, agrios, acres, verdes,
con cierto hedor en el alma, desagradable desazón,
tentados deseos de autodestrucción, auto-maltrato, masoquismo.
Y llegar a un fin luego de haber buscado, intentado buscar al menos,
un fin que en vez de reparador es desesperanzador,
destinado a hundirme aún más en esta inmundicia,
en esta dulce, feliz, sombría, vituperable y familiar inmundicia.
También asqueado y confundido, doblegado, destinado a caer.
Como si un pensamiento fuese lo suficientemente vil
como para retener mi alma y llevarla al fondo de un pantano
y ahogarla en aguas podridas, masa fecal, petróleo.
No debí pensar en que tu apetito voraz, endemoniado,
sería capaz de consumir hasta mi alma, mi pobre alma,
y luego escupir mis huesos metafísicos, intangibles,
mis entrañas, mi ser tan asqueroso por dentro como por fuera.
22/11/07
No hay comentarios:
Publicar un comentario