Hubo un hombre que conoció, un día,
a una diosa muy hermosa
y se dejó conquistar por esa preciosura
y nunca quiso olvidar su figura.
Ese hombre era de mi mismo talle,
vivía en mi misma calle,
iba a un parque y yo iba al mismo parque;
éramos casi el mismo y él no se preguntó nunca el porqué.
A ese hombre pocas veces lo vi,
pero siempre estaba cerca a mí;
siempre que yo lo buscaba estaba aquí
y el siempre pensaba, como yo en él, en mí.
Pero desde ese día, en que a esa diosa observó,
solo pensando en ella se quedó
y nunca, de sus pensamientos, la alejó
y siempre, a ella, la amó.
Pero debes saber, tú,
que a esa diosa nunca le dijo ni: "Tú...",
pero tampoco se le hizo un tabú,
solamente que tuvo miedo de decirle, a ella, que era su luz.
30/08/02
No hay comentarios:
Publicar un comentario