jueves, 8 de agosto de 2002

1.030.- Poema primero.

El vacío es sin duda
la comodidad perfecta.
Me siento mal estando en la nada,
pero así se comienza una nueva recta.

Empezaré a cambiar,
ya que es propio que deba hacerlo;
porque si no lo hago no empezaré a andar
y esforzarme para mi destino en buen camino verlo.

Y no quisiera tomar más cosas a la ligera;
solo quisiera la vida conquistar
y cumplir con mi destino aunque no quiera,
si es cierto que el destino hay que cumplirlo sin vacilar.

Si yo pudiera crear mi destino...
¡¿Pero qué digo?! ¡Yo puedo crearlo!
¡Yo puedo construir mi camino!
Y para cumplirlo al pie de la letra ¡Debo jurarlo!

Este poema se convierte en un juramento,
un juramento para este destino que creé;
a la vez, para mi vida anterior, un testamento
y yo debo ser el primer ser que lo cree.

08/08/02

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