miércoles, 27 de febrero de 2008

3.022.- Sueño que se deja soñar, recordar, sentir.

Cavilar. Recordar. Tierna y espontánea sonrisa persistente en mí.
Verano que por su calidez parece primavera.
Dulce y mágico ensueño que me engloba y me eleva.
Parsimoniosa prisa. Ataques de ansiedad. Tibias noches llenas de dulzura.

Sentimientos acomplejados que reclaman un «¿Por qué de nuevo?».
Maravillas metafísicas. Suplidas necesidades de sentir.
Fantasía que sueña y al soñar es tan bella; que despierta y al despertar es tan bella.
Fantasía que se asemeja a un imposible posible, a un límite sobrepasado.

Sueño que es real, que sonríe que mira con ¡esos ojos!,
que desdice todos mis falsos desencasillamientos, que me enseña a ser.
Sueño que se deja soñar. Es tan versátil. Es tan dócil.
Es tan igual a mí, igual a mi ser que es bueno, aquel que es un sueño.

Piadosas sonrisas, a la par verdugos silencios.
Agonía que se jacta de ser tan sinsentido, de no tener razón de ser,
de solo imaginar, crearse un mundo de las posibilidades por el silencio,
de morir y ser alegría y, al instante, de volver a nacer y hacerme sufrir.

¿Esto es amor?

27/02/08

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