martes, 12 de febrero de 2008

3.016.- Recuerdo que fue luego cuando la amé.

No recuerdo hace cuánto tiempo es que sucedió.
No recuerdo sus gesticulaciones, sus palabras.
No recuerdo su aura ni sus bellas maneras.
No recuerdo casi nada, tan solo que era ella.

Recuerdo también que, cuando la conocí,
la vi tan bella como ninguna, me cautivó inmediatamente.
Se le veía tan imponente, tan diferente,
llena de colores, colores puros y luminosos.

Y se le veía tan distinta. Hablaba tan distintamente.
Sus palabras distintas. Su postura distinta.
No la valoré demasiado entonces. La creí cualquiera, diferente, pero cualquiera.
La creí una rebelde sin motivo, sin el menor rasgo de como era realmente.

La fui conociendo y poco a poco descubrí un diamante.
Descubrí que era tan linda, tan dulce y tan culta.
Descubrí que hacía poemas y que era tierna como un cisne
y que fácilmente sacrificaría mi esencia y solo por ella.

12/02/08

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