Se detuvo un minuto,
luego de la despedida
de todos los días,
y hondo, muy hondo,
descubrió algo que sabía
ya hace algún tiempo,
pero aún no había
verbalizado del todo,
algo que sentía latir
a flor de piel, severo escándalo
dulce, tierno y voraz
que le calentaba el corazón;
era un suspiro desenfrenado
brotando desde las entrañas,
testigo de una verdad absoluta:
no era nadie sin amor por dentro.
10/10/14
14/03/16
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