Y es el minuto exacto, apócrifo al verso final,
un momento en miles, desencantado del placer,
ansioso del querer, decantado hacia el dolor,
sumiso y excelso, profeta del destino, yugo de un dios.
En la vida no hay por qué sentirse culpable
y tampoco víctima ni ajeno o exento;
en la vida solo se puede ser responsable
de cada minuto vivido y nada más.
El pasado es inevitable; solo el futuro
es realizable a antojo, y, para ello,
debemos estar atentos al presente
y vivirlo como si fuese lo único que poseemos.
Tanto amor y no poder tenerla a mi lado.
Extrañar los días y encontrar que, en cada paso,
pesa el alma y se estruja el corazón un poco más.
Tanta agonía y ni un final, solo lo mismo y nada más.
Ya no soy culpable ni víctima. Ella es mi amiga
y yo soy solo un corazón que almacena recuerdos
y sabe que ese capítulo ya está leído y se titula:
«El amor es amor si es bípedo, de otro modo no es».
27/05/14
13/03/16
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