jueves, 25 de agosto de 2011

4.032.- Y te volví a soñar.

Volví a soñar contigo.
Soñé con tu aura divina.
Soñé que andábamos juntos por la vida.
Soñé que me acompañabas en lo que hacía
y que mi vida nunca más sería vacía.

Soñé con tus ojos:
los vi mirarme y los miré enamorado
y ellos no me eran indiferentes,
más bien lucían tan bellos, tan genuinos
como si en ellos se encontrara todo.

Soñé que me sonreías y que éramos muy felices,
que caminábamos juntos
y vivíamos aventuras juntos,
comíamos juntos, buscábamos a alguien juntos,
y nunca fui tan pleno como en mi sueño.

Nos hacíamos bromas, jugueteábamos.
De pronto me aclaraste que no nos amaríamos,
pero pienso que te referías al amor triste
porque ya nos estábamos amando felices,
como amigos, como complementos, como destino,

como quienes no necesitan decir amor para amar,
como quienes saben que esto es lo buscado,
lo esperado, lo soñado, lo predestinado,
la marca con la que se ha nacido,
el camino que ha de ser recorrido.

24/08/11

No hay comentarios:

Publicar un comentario