Y yo que pensé que seríamos una buena historia.
Yo que creí que tu alma y mi alma estaban conectadas.
Yo que imaginé que tu vida sería para siempre mía.
Y yo que soñé a cada instante con tu vida y tu alegría.
Y luego, contigo, también volví a soñar como con ella,
solo que contigo nada me impedía el sentir placer con tus labios
y mi noche inmensa imaginarla inmensa contigo
y mis turbios deseos solo desearlos sin sentir culpa alguna.
Y después fuiste, tú, la dulzura hecha una mujer,
la más fantástica muestra de inocencia y de ternura,
lo más sentido en este corazón que ya estaba roído,
y con una voz que me hacía sentir que soñaba despierto.
Siguiente a ti solo hubieron otras, otras cuantas no muchas,
que en muchos casos exaltaron un poco mi corazón
y lograron por un momento hacerme sentir lo que tú o las otras,
pero nunca igualaron tal magnitud y nunca igualaron tal frenesí.
18/12/07
No hay comentarios:
Publicar un comentario