miércoles, 5 de diciembre de 2007

2.086.- La negación de aceptarlo.

Por qué lo tengo que sufrir si tan solo soy un ser humano,
si tan solo me dedico a llevar una vida calma, perpetua, soñolienta,
una vida de la cual nadie tiene que pedir retribuciones.
Un tonto aciago que deambula por la vida; ése soy yo.

Por qué le tengo que sufrir si tan solo soy un pobre infeliz,
si a mis súplicas aunque Dios haga caso, los hombres no,
si mi desdicha, aunque creciente, es llevadera aún,
si mis lamentos a ninguno alcanzan a perturbar.

Y hoy tan solo, tan culpable, tan torpe y con tanto auto-desdén,
hoy que la he vuelto a ver y yo ya no quería,
hoy que encuentro que las respuestas de mi eterno cuestionario
fueron las primeras que se aparecieron entonces, hace mucho ya.

Y hoy, también, que me siento encadenado, que algunas palabras desaparecen,
que mi tortura es cada vez más grande y desconsoladora,
que mis huesos putrefactos se corroen cada día más,
degradándose a causa de esta eterna culpa, culpa infundada, pero culpa finalmente.

05/12/07

No hay comentarios:

Publicar un comentario