sábado, 6 de abril de 2002

1.003.- El transeúnte sin valores.

Siempre que camino por esa calle
veo a ese hombre sentado en la calle
pidiendo limosna a los transeúntes
y me hace acordar de la miseria de los transeúntes.

Pero la miseria del limosnero
no es igual a la miseria del transeúnte,
al limosnero le sucede la miseria en los recursos
y al transeúnte le sucede la miseria en los valores.

A mí el que me origina más tristeza
no es el limosnero falto de recursos,
a mí el que me origina más tristeza
es el transeúnte falto de valores.

Ese transeúnte es el más mísero de los dos.
Ese transeúnte se encuentra en la ruina,
en la ruina más devastadora de todas,
en la ruina que comprende la falta de valores.

06/04/02

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