miércoles, 3 de abril de 2002

1.002.- Nuestro amor, el más vivo.

Hoy escribo sentado en el escritorio;
ese escritorio testigo de nuestros amores;
esos amores profundos, apasionantes
que me ahogaban en tu hermosura;
esa hermosura tan llena de paz y pasión;
esa pasión que sentías por mí
al penetrar en esa cumbre de amor;
esa cumbre de amor en la que disfrutábamos;
ese disfrute tan lleno de todo, de todo,
de todo lo relacionado a grandes pasiones,
a grandes amores, a los más fuertes,
a los más desastrosos, a los más vivos
e incandescentes como el nuestro.

03/04/02

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