lunes, 3 de marzo de 2008

3.024.- Soy tan feliz de que ella sea ella.

Es ella, lo he sabido la última vez que la vi.
No lo supe cuando la conocí, pero se parece tanto a mí.
La encontré y quizá la pierda, pero la encontré.
Ahora sé como es este sentimiento. ¡Conocí al amor!, ¡lo vi de frente!

Y ahora no sé que hacer. Esta emoción me ha dejado perplejo.
No sé si deba ser digno o si deba rendirme a su voluntad.
No sé si esto de la dignidad cuente para ella.
No sé si yo sea el que ofendió. ¡Dios, dame lucidez!

Y con tantas torpezas que me suceden porque lo demás no me interesa,
con tantas lagunas en la memoria, desenfocada realidad sin ella,
¡soy feliz!, feliz de pensarla y de que haya sido ella,
feliz porque el amor ahora tiene sentido y el sentido es ella. ¡Todo es ella!

No me importa perderla porque nunca la voy a perder.
Es ella, ¿cómo podría perderla? Yo soy para ella. Es ella para mí.
Es la que creí que eran las otras. ¡Es mi verdad eterna!
Quizá la pierda, pero hasta no rendirme, no la habré perdido del todo.

03/03/08

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