No tengo sino todo lo que soy y todo lo que valgo.
No espero recibir más que lo que soy capaz de dar.
No sueño más de lo que puedo realizar (que es bastante).
No quiero más de lo que merezca para mí mismo.
Aúno, de vez en cuando, todos mis conceptos.
La vida me ha formado así: analítico y culpable.
El camino que seguiré será el que siempre he recorrido.
No quiero ser sino esperanza, al menos para alguien.
Mis motivos son muchos; la vida enseña a apreciar.
Mis mejores momentos pretendo entregárselos
a los demás y mostrar, de algún modo u otro,
que el infinito es nuestro y que dar felicidad es ser felices nosotros.
Ando, a veces, divagando entre desilusiones y desesperanza;
sin embargo, soy afortunado de encontrar en cada esquina
un motivo para no detenerme y tan solo continuar en mi intento
de entregar mi esencia en todo plano temporal y bendito.
10/06/15
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