Cada vez que te observo,
me doy cuenta de que sé menos de ti,
y siempre recuerdo la lección que por ti aprendí:
«Jamás escuches a alguien sobre decidir por ti,
podrías arrepentirte luego por dejarla partir
y ya no poder volver a verla nunca más después».
A veces, casi siempre, uno busca aquello
que ya ha tenido y convoca en sueños
algo que tiene el proceso inverso: primero real, luego sueño.
A veces, solemos perder la Luna
por observar las estrellas y escuchar a una voz ajena,
a una experiencia distinta, no propia, no sabia ni necesaria.
Y siempre es posterior el ver las cosas con tranquilidad,
limpios de voces que se van con el tiempo,
solos con lo mejor que se nos da al nacer: a nosotros mismos.
De haberme dado cuenta en ese instante,
o entre esos días, que tú eras todo lo que yo buscaba y buscaría,
créeme que jamás te hubiese dejado ir. Ahora sé que ya es tarde.
12/01/14
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