La vida aún es un misterio,
y, ya muchas veces, pienso
en que debo de estar agradecido
de vivir y no saber del mañana.
El mañana puede ser el menos esperado,
puede ser el que imaginé anteayer
o puede ser el que imaginó
el ser de mis sueños.
Y, al final, solo mis sueños
son los invariables,
los que dependen de mí
para seguir presentes o agonizantes.
Y de no ser o ser, o lo que sea,
de vivir con un destino
o una casualidad eterna,
nada es sin mí, nada, mío, será.
06/10/12
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