Lo leí.
Eran palabras con formas de espadas,
bañadas con hiel y adornadas con traición.
Me quedé pasmado, no supe qué hacer.
Me levanté. Anduve sin rumbo.
Finalmente, decidí buscarte.
Te busqué, te hallé, hablamos;
quise decírtelo todo, morir de una vez
y me contuve, me tragué mi muerte.
Conversamos de otras cosas;
mencioné el tema medio en broma,
y no te inmutaste ni un menisco.
Nos despedimos quedando como amigos,
y al irme aún no sabía qué pensar.
Y luego comprendí que no merecías mi amor
y que no eras para mí; ni yo, para ti... decidí olvidarte.
14/05/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario