viernes, 17 de mayo de 2002

1.017.- Siete características sobre el amor que poseo.

I
Ninguna mujer fue hecha para mí.
Lo digo una vez más,
después de pasar tantas veces por lo mismo
y de tratar de no creer en esto.
Por fin otra vez vuelvo a ver la realidad,
el destino que está trazado para mí.
No consigo comprender
por qué ninguna mujer concuerda conmigo,
por qué el mundo me está tratando así,
si el amor es la base de la vida,
si el amor debe ser poseído por cada ser vivo,
si todo el mundo tiene su otra mitad.

II
No creo que pueda seguir resistiendo,
esperando a que llegue
la mujer que me querrá de verdad.
Con tantas decepciones, creo que me rendiré
y no volveré a buscar amor
aunque muera.
Si tan sólo una de ellas me hubiese comprendido
creería en el amor,
pero poco a poco he ido dejando de lado
ese sentimiento tan sublime
y me vuelvo cada vez más insensible
porque es muy duro este camino para mí,
porque fueron golpes demasiado fuertes
que me hacen cada vez más duro
y más desconfiado al amar
y hasta hay veces que ya ni puedo amar.

III
Y me olvidaré de las mujeres
porque ninguna fue hecha para mí,
porque ninguna supo corresponderme
cuando yo las amé.
Rechazaré todo porque nada es mío.
Quedaré taciturno,
hasta moriré.
Pero habrán otras cosas
que me rescatarán,
tal vez la amistad,
aunque ésta no es tan apegada a mí;
o tal vez el deseo de vivir feliz,
aunque nadie me comprenda;
o tal vez el anhelo de cambiar este mundo,
de hacerlo mejor
para que las demás generaciones que vendrán
tengan más tiempo para amar,
ya que a mí me tocó sufrir
y vivir sin amor.

IV
O tal vez no tuve amor
porque fui un tonto,
porque tuve miedo
a amar a alguien y a que esa persona me amara,
porque no supe qué hacer
si realizaba una relación amorosa,
porque me burlé de las que me querían
y yo no las quería.
Quisiera decirles a ellas que me perdonen,
que era un niño inmaduro, tonto e imbécil.
Pero déjenme que les diga que ahora las comprendo,
ahora que amé varias veces,
ahora que nadie me amó varias veces.
Si éste es el castigo, bienvenido sea.
Debo pagar por ser tan malo.
Y todo lo que hice
se me volvió a mí,
y ahora lo estoy pagando
diez veces más grave.

V
Así que me quedaré callado
porque no tengo nada qué reclamar,
al final, yo soy el culpable
y tengo que pagar por mis malas acciones.
Lo único que yo quisiera
sería recibir un perdón
y continuar
con una vida ya normal
y ser feliz y madurar
y pensar antes de actuar
y no ser perverso
y amar
y ser amado
y lograr lo que todos lograron,
menos yo.

VI
Quisiera que me perdonen
y no perderé esta esperanza
porque yo creo que todo ser humano
tiene derecho a  una segunda oportunidad,
y yo quisiera que llegase esa oportunidad
para vivir,
para hacer las cosas bien
porque estoy arrepentido,
porque tengo conciencia de lo que hice,
porque fui malo y vi mis errores
y los estoy reparando
para ser justo y bueno,
para ser apto a amar y a que me amen,
para llenarme de alegría
y ¡vivir!

VII
Y ya no vivir más en las tinieblas
porque explotaré de soledad,
de desamparo, de incomprensión
y de desamor.
Porque moriré,
me iré borrando poco a poco,
átomo a átomo,
célula a célula,
organismo a organismo
hasta ya no quedar absolutamente nada de mí,
hasta que el mundo esté
libre al fin de este virus,
de este germen, de esta lacra,
de esta basura que desconcierta
a todos, que todos odian,
que nadie quiere y que
nunca logró tener
un amor que lo quisiera
y él la quisiese a la vez.

17/05/02

No hay comentarios:

Publicar un comentario