viernes, 24 de octubre de 2008

3.044.- Tristeza.

Hoy llovizna. Hace frío y una húmeda melancolía.
Caen indivisibles gotas de garúa sobre superficies grises.
Y el vaho de mi aliento luce tan triste.
Y las luces de los postes yacen tan amarillas, tan dormidas.

Hoy mis anteojos empañados observan el matiz sufrible de la vida,
lloran los cristales, se quejan las posaderas.
Y tristes mis labios, antagónicos, entre ellos se apretujan
y cae una lágrima.

Los automóviles rompen la tristeza que llora
como queriendo huir de su tristeza propia.
Y la infelicidad de los faros potentes, ¡infelices faros!,
golpean con odio mi gris soledad.

Luego alguien circula,
alguien que llora en el alma una tristeza infinita,
alguien que ha aprendido a disfrutar de la tristeza
y a recordar en ella todo lo que la alegría olvidó enmarcar.

Yo volteo. Esa persona me mira y en la mirada
se tiende un puente de tácita agonía, de oscura gratitud.

24/10/08

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