viernes, 19 de febrero de 2016

6.083.- Un minuto de silencio en honor a lo eterno.

Hay cavidades, en el tiempo, que hablan de eternidad;
son momentos solamente, pero dan la sensación de perpetuidad.
La tenue luz que bosqueja el alma, y describe fielmente el bienestar,
conlleva a que se disfrute del más somero respiro y calma.

La agotada prisa, ya ida y sin rezagos, dice «tal vez»;
la incertidumbre no es más que la oportunidad y el reto.
Y la parsimonia de lo bien amado se hace noble,
insufrible y aclamada, excelsa gloria de la paz.

La perspicuidad de cada palabra que me habla de mí,
la luz más alta en calma, el añoro del sentir
me hacen miembro del ocaso, el alba, la brisa, el sonreír;
y solo imagino un mundo lleno de tranquilidad y porvenir.

Es mi letargo allanado, perfumado, sincero y sabio.
Es la mayor de todas las emociones que rondan mi ser.
Es la comunión, la dicha, el escribir y el solo saber que se está vivo.
Es todo y no un absoluto; es mío y no me pertenece; es lo eterno.

19/02/16

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