Mi corazón es una caja de Pandora inextinguible.
Los helechos del ser que nace entre miopía y aversión
han declarado un infeliz acto posterior al inicio.
Son tan pocos los hitos que definen la historia de esta ausencia y ficción.
Mi más preciado instante, que busco muy dentro de mí,
parece aparecer cada vez que la miro y el amor me inunda.
Sin embargo, no existo desde ningún lugar y mucho menos
desde mi ansiado hogar que, sin cabida, niega mis momentos.
Ya no queda nada, es verdad. Lo sé todo y nada es bueno.
Un día podré ir a mi corazón y sentirlo pleno, ya sin dudas y finalmente.
El escaparate del inducido letargo que está bullendo
y mira de reojo la herida generada siempre latente, siempre quemante.
Soy la luz de un sol en el ocaso, ya en completa oscuridad sin luna.
Y ella es la luz del día que me ha abandonado para siempre.
No sabe, el amor, quien soy yo más adentro, tan secretamente;
o quizás no sé yo qué es eso, alejado del dolor y de los finales.
Quizás no sé yo qué es ese mito preciado del amor.
21/12/15
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