domingo, 30 de diciembre de 2012

5.021.- Sospecho que te quiero.

Te quiero. No te quiero. ¿Cómo saber si te quiero?
¿Cómo saber si siento? ¿Cómo saber si vivo?
¿Cómo saber si espero el débil suspiro de tu corazón?
¿Cómo saber si tu suspiro es para mí? Sospecho que te quiero.

Y el dudar y el no saber y el perder la conciencia misma
de si se es o no se es o se fue o no ha de haber sido.
Y esperar, querer que sea algo que quién sabe si vaya a ser.
Zozobra. Duda. Martirio. Aflicción. Tortura. Martirio. Duda. Zozobra.

¿Y si no me importara ya todo esto?
¿Y si no me importara si amas o no a este corazón
que te contempla e imagina todo un mundo contigo?
No puede ser así. Es que me importa seriamente, indefectiblemente.

Y entre querer saber y no querer saber si me quieres
y preguntarse si alguno o ambos o ninguno de los dos sabe querer,
supera toda esta divergencia, y locura infinita, un día a día,
un caminar al lado tuyo, un mirar de tus ojos y una sonrisa entre dos...

y, al final, ya no interesa si algo más, tan solo esto y ya.

30/12/12

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