miércoles, 4 de septiembre de 2002

1.047.- Epístola a Delia.

1

Te escribo porque quiero decirte
que eres la mujer más bella,
que eres la mujer que amo,
que eres lo principal en mi vida.
También, aquí, quisiera decirte
que tú eres ella,
la persona que, como ya te dije, amo,
que cuando te veo mi tristeza queda destruida.
Yo soy un pobre ser humano
que sueña con la mayor riqueza,
que te ama y venera como a una diosa.
A pesar de ser tan mundano,
nunca amé, solo tuve en el alma aspereza
y nunca imaginé encontrarte a ti,
pero siempre te imaginé así, preciosa.

2

Tus ojos son tan apasionantes, soñadores y bellos.
Tus labios son tan seductores, húmedos y carnosos.
Tu rostro es tan bello, angelical e inspirante a amar.
Tu figura es tan proporcionada, delgada y adónica.
Tu presencia es aquella que se aparece siempre en mis sueños.
Tus cabellos son tan brillantes, cuidados y preciosos.
Tu ideología es tan coloquial, amical y dispuesta a cualquier opinión escuchar.
Tu voz y tu forma de hablar es tan bella, pícara e irónica.
Creo que deberías, egoísta,
compartir conmigo tu amor,
porque soy la persona que más te ha amado
y porque soy la persona con la cual deberías estar.
Estoy perdidamente enamorado de ti, diosa inaltruista.
Siento por ti, desde hace mucho tiempo, este amor.
Y cuando estoy ensimismado, estoy entimismado.
Cuánto quisiera que se produjera en ti, hacia mí, ese querer.

3

Soy yo el que te rinde culto,
el que te considera su fe y su dueña,
el que cree que sin ti muere,
el que piensa que eres solo tú la luz de mi vida,
el que por ti organizaría un gran tumulto,
el que contigo piensa y sueña,
el que te ama con locura siendo la realidad cual fuese,
el que te considera la más querida.
Te ofrezco amor, cariño, fidelidad, mansedad y comprensión.
Te prometo que voy a amarte por siempre, incondicionalmente.
Te propongo que intercambiemos:
Tú con tu amor y yo con mi amor y mi vida.
Te prometo que te serviré y te daré protección.
Te prometo que te voy a amar francamente,
que te amaré hasta que, de mundo, cambiemos
y que lucharé por ti, princesa querida.

04/09/02

No hay comentarios:

Publicar un comentario