lunes, 4 de febrero de 2019

7.060.- De conocer a lo inefable en esta fábula sin fin.

Yo no sabía quién eras.
Yo no creí que existieras.
Jamás concebí, en mi existencia,
tan inmarcesible esencia.

Apareciste casi sin aparecer
en el minuto menos confiable,
en mi alucinación menos estable,
entre el ser y el no ser y el padecer.

Y apareciste entre extrañeza.
No sabía a quién había ignorado tanto.
Exististe desde ese momento de simpleza
y empecé tanto a ansiar que yo no sé cuánto.

Quise jamás irme, esperar la eternidad ahí sentado,
mirándote de reojo como quien no quiere,
hablándote sosegadamente como quien no fuere
testigo del milagro de la vida a su costado.

Y, luego, te recordé como quien jamás olvida
y te llevé irreductible en mi necesidad
de saber algo más de ti y de entender que mi vida
algún significado obtuvo al conocerte, beldad.

04/02/19

No hay comentarios:

Publicar un comentario