miércoles, 19 de diciembre de 2018

7.058.- Y se marchitó como el lirio que amaba.

Ella era impetuosa y bella como ninguna.
Jamás aceptó nada fuera de sus planes.
Sabía lo que valía. Sabía lo que sabía.
Era un ser, en extremo, poderoso.

Ella se enamoró. Increíblemente sucedió.
Precisamente de una capacidad enorme
de no ajustarse a sus planes y deseos.
Y a causa de esto también, se destruyó.

Ella cambió desde entonces. Fue más sobria,
menos poderosa. Había perdido el ímpetu
a causa de su marcada intransigencia,
pero jamás dejó de ser la más bella del mundo.

Ahora es que la ves andando por ahí
silenciosa, calma, con un dolor muy adentro.
Y extrañas su ímpetu, la magia de su ser.
Y hasta extrañas, tal vez, su irreflexión.

19/12/18

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