viernes, 10 de marzo de 2017

7.015.- No podía decirle que no existo.

No podía decirle que conmigo ya habían acabado,
que era un corazón vacío renegado y renuente al amor.
No podía decirle que, por más que quisiera,
ya había perdido la magia del alma, la ilusión.

No podía develarle mi secreto, el de que no puedo amar
y no puedo ser ya el que ansiaba entregarlo todo,
el que añoraba una vida plena, llena de alegría,
gozoso de un alma a mi costado y de su sonrisa.

No podía decirle que tengo el corazón marchito
y que todo lo que vivo es una vivencia a medias,
que solo intento y nada más, pero no realmente,
que solo subsisto, nada más, pero no vivo.

No podía decirle nada de esto, pero se merecía saberlo todo.
No quería hacerle daño, al menos eso tenía dentro:
el querer que esté bien, aunque con solo la mitad de mi ser.
No podía hacerle saber que no era yo quien la acompañaba.

10/03/17
29/07/17

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