Y no es sino el supuesto lo que acalla el dialecto mítico, aquello que ha anexado junto a sí cada una de las leyendas surreales, pero ciertas. Y no es sino lo que tanto se ha hablado, y se ha mal dicho entre bosquejos de divergencia carente de apego, lo que ha mutilado la noción de universalidad, de afinidad. Y no es sino la crasa barahúnda que confunde a todos, que nadie parece oír, pero que inculca la necesidad del coloquio tan ausente. Y no es sino lo que inmuta a lo tácito que nace dentro del corazón de todos nosotros, pero no admitimos y, mas aún, negamos tan conscientemente y con tanto sinsentido. Y no es sino lo que apabulla el delirio, ése de existir, y nos conlleva a negarnos a la grandeza que siempre está presente y ya el mundo se ha cansado de hacérnoslo saber y de tratar con tanto sordo que deambula en esta nación de seres antagónicos a sí mismos, de seres que ocultan y van en contra de sus anhelos, de seres que, si bien están, aún no dan cabida de existencia de un adentro y, posteriormente, de un afuera real.
04/06/16
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