domingo, 31 de mayo de 2015

6.049.- Lo putrefacto de la inexistencia del perdón.

Exaltándose entre días, ¡oh, el tiempo impermutable!,
luxa la moral de muchos seres exorables
la agonía de la esperanza; lo que dice no es más
que esa inquebrantable y fantasmagórica seña del fin.

¿Y qué hacen tantos con tanto bulto en la espalda?,
¿qué hace el niño creyendo que es necesaria la agonía?
¿Cómo puede ser feliz el ser humano con tanto dolor?
¿Qué se espera?, ¿qué se necesita?, ¿qué hace falta?

Hace tantos miedos que hay tantos sin embargos;
lo procaz y obstinado, renuente y sin sentido,
se hace atractivo, y lo nocivo se hace evidente,
aun así, cual círculo vicioso, nadie huye, todos quedan.

Y no se extrañe nadie si un día el profeta nace maldito
o si el demonio llega a verse como el más ingenuo.
Y algo que ya pueden ver: una persona con moral
y con principios no encaja en la sociedad nuestra.

24/05/15

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