miércoles, 10 de marzo de 2004

1.101.- A ti, ajena.

Aquella mujer no se ha dado cuenta
de los errores que ha cometido...

Esa mujer cree que podrá vivir sin mí,
pero lo que no sabe es que amores como el mío
jamás se dan dos veces,
que el sueño que anhelaba
nunca se le acercará ni siquiera a mirarla,
que su peor error fue jamás hacerme caso alguno
y que su corazón, que no late, haya ofendido al mío.

Ella nunca podrá vivir amada
con ese amor con el que yo amo:
como adorándola, como considerándola diosa.
Jamás podrá sentirlo.

Aquel que hiere al ser que lo ama
y lo ofende y lo maltrata como a una bestia,
no podrá jamás sentir el verdadero amor,
porque quien la amó fue su verdadero amor
y sin ése, le tocará sufrir con amores falsos.

Tú, que no me amas y que alguna quizás me amaste,
por haberme humillado y no haberme querido,
tendrás el peor de los castigos de mi parte:
la indiferencia, el desamor y el pensamiento
siempre lejos de ti.

Me arruinaste el corazón, ahora ya no puedo amar,
destruiste mi sentimiento de amor
al decirle que no es nada, que es una tontería.
Ahora se me hace difícil amar
a bellas mujeres que sí se lo merecen,
todo por el miedo de pasar de nuevo
por lo que me hiciste, por la humillación que me diste.

Cuando el primer amor es correspondido,
es bendecido;
pero cuando no, castiga y maldice
a quien humilla al ser que vive por ella.

Ajena seas por siempre...

10/03/04

No hay comentarios:

Publicar un comentario