miércoles, 10 de marzo de 2004

1.100.- La flor.

Aquella flor que veo caminar,
¿ha escapado, acaso, de su maceta
o es que la regaron
con el agua de la belleza divina?

Aquellos cabellos que tiene,
¿acaso son pétalos delgados y abundantes
o es que se han multiplicado
con el poder de la infinidad?

Aquel tallo tan blanco,
¿es que, acaso, le falta clorofila
o es que ha mimetizado
los colores de las nubes más bellas?

Aquellos ojos tan brillantes,
¿acaso son semillas con mucho aceite
o es que el sol
hizo dos copias suyas y se las dio a ella?

Aquella sonrisa...

¡No! ¡No puedo describir
tan cautivante sonrisa!
Tú, flor que vas caminando,
debes saber que eres divina,
que eres alguien muy especial
en esta vida
y que, gracias a que eres
la flor de mi existir,
puedo creer nuevamente
en el mensaje que me das,
aunque distinto al errado,
hecho con las mismas palabras.

09/03/04

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