Y es así como la amé: desde su gesto
y sus palabras, desde aquella tierna voz que amo.
Y es que fue en ese momento en el que lo supe:
te amaba desde ya, quizás desde mucho antes de saber de ti.
Y fue, mientras la oía y quería protegerla,
que sentía impotencia y no sabía si ir a verla,
aunque ella no quería y yo me sentía desconsolado;
moría al pensar en que algo podría sucederle.
Y es que la vida, muchas veces, se aprecia
recién a partir de la posibilidad de no tenerla;
el amor nace a partir de la posibilidad de perderla.
Tal vez ya todo esté escrito y recién nos demos cuenta por estos hechos.
Y ahora que no puedo verla, y ya hace tiempo,
ahora que todo mi ser la extraña sin consuelo
considero que nada vale más que un minuto de su risa,
un segundo a través de sus ojos, una nada desde su mimo.
07/07/14
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